Pedro Sánchez despierta a una realidad desagradable, que ahora si empieza a
quitarle el sueño, con esa extraña sensación de pérdida de control y de carencia
de autoridad, cuando el poder que le han concedido sus socios y de los que
depende para seguir en la Moncloa se vuelve inestable e inseguro.
Sánchez ya anda desorientado, dando
bandados, ante un gobierno cuyo principal característica es es caos, el
enfrentamiento y el desacuerdo. La obsesión de Sánchez por seguir en la Moncloa
le hace enfrentarse a todos (en una huida suicida hacia adelante), hasta a sus
propios ministros que amenazan con dimitir en bloque si no se cambia el rumbo
político, en la creencia de que su inmunidad política la va a proteger
contra todos y contra todo, ignorando que las sucesivas y continuas mentiras y
la traición a sus propios miembros del gobierno le pasaran factura, pues
si algo deteriora a un líder, es su falta de lealtad y afinidad con su propio
gobierno.
Rehén de un Vicepresidente que le marca la
política a seguir (por cierto ha sido reelegido líder de Podemos con tan solo un
11% de los afiliados), y que le reta continuamente con la amenaza de finalizar
la legislatura sino se amolda a sus criterios, Sánchez tiene embargada su
permanencia en la Moncloa y su autoridad en entredicho, como ejecutivo de un
gobierno que hace agua por todas partes.
Ahora con el acuerdo suscrito bajo la mesa
por PSOE, UP y Bildu para derogar la reforma laboral, supondrá un desgaste
enorme para el gobierno que si entró débil en el Congreso sale de el
prácticamente desahuciado, en un momento en que la perspectiva económica amenaza
con llevarse por delante un gobierno de coalición que ha sido un desastre para
el futuro económico de España y de los españoles.
Sánchez se ha convertido en un lastre para la gestión publica y su acuerdo con Bildu Y Podemos a espaldas de ministros, sindicatos y y empresarios, obliga a una reflexión ética y moral de todos los que le apoyaron en la investidura y le siguen apoyando en los sucesivos estado de alarma, para que esta situación no se prorrogue mas allá en el tiempo, porque lo ocurrido en este acuerdo le deja como un ejecutivo sin autoridad manejado por Podemos como una marioneta y chantajeado por los nacionalistas, ante unos socios cuya irresponsabilidad están llevando a España a la ruina.
Sánchez se ha convertido en un lastre para la gestión publica y su acuerdo con Bildu Y Podemos a espaldas de ministros, sindicatos y y empresarios, obliga a una reflexión ética y moral de todos los que le apoyaron en la investidura y le siguen apoyando en los sucesivos estado de alarma, para que esta situación no se prorrogue mas allá en el tiempo, porque lo ocurrido en este acuerdo le deja como un ejecutivo sin autoridad manejado por Podemos como una marioneta y chantajeado por los nacionalistas, ante unos socios cuya irresponsabilidad están llevando a España a la ruina.
Bien haría Sánchez en convocar elecciones
, en cuanto la desescalada vuelva a la normalidad y dar la oportunidad a otras
fuerzas políticas de enderezar el rumbo de un barco (el del gobierno) que cada
vez está mas cerca del precipicio (la ruina de España), al que abocaría también
a la mayoría de los ciudadanos
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